Hoy, en el marco del Día Internacional contra la Violencia de Género, nos esforzamos en difundir información sobre la Violencia Obstétrica.
La Violencia Obstétrica se enmarca dentro de la Violencia de Género, y es tal vez una de las formas menos reconocidas.
Para hablar de ello contamos hoy con una invitada de lujo: Camila Chiribao.
Camila es doula, directora del espacio Raíces Salvajes, coordinadora de Grupos de Crianza.
Es un placer y un honor para mí, entrevistarla el día de hoy.
Juntas además, lanzaremos una campaña de difusión, aunando energías para que pronto, la Violencia Obstétrica sea sólo algo que nadie recuerde que existió. Enterate de todo leyéndola!
Entrevista a Camila Chiribao
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Hola Camila, contanos un poquito qué es y qué hace una doula
Hola, ¡qué lindo estar por acá! Muchas gracias por el espacio.
Las doulas brindan asesoramiento y apoyo físico y emocional durante la gestación, parto y postparto, así como en el inicio de la lactancia y apego temprano, actuando como un agente comunitario en el proceso del nacimiento. Algunas doulas profundizan sus estudios en áreas específicas y brindan además asesoramiento en lactancia, porteo, crianza, masaje infantil, ritmos femeninos, sexualidad, etc, dependiendo de sus intereses y circunstancias conozco muchos matices, al parecer somos un grupo multifacético. Como doula, madre y mujer busco empoderarme y a las mujeres de mi comunidad y sus familias a quienes acompaño a transitar su ma/paternidad. Creo que uno de los aspectos fundamentales de la labor es tejer redes y generar espacios de sostén e intercambio. El rol de la doula no es el de activista, pero muchas lo somos, dejándolo por fuera del servicio que brindamos a la mujer. Respetar el camino de cada familia y no involucrar nuestros objetivos o ideales en el proceso es clave.
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Cómo es trabajar como doula en ámbitos hospitalarios?
El apoyo durante el trabajo de parto es ininterrumpido y se extiende hasta el postparto inmediato, mediando entrevistas previas y visitas postnatales. Para mi, ser doula siempre es gratificante, somos testigos de momentos magníficos, es un privilegio y la clave es honrar este voto de confianza. Pero también puede ser un lugar incómodo y exigente, ya que si bien existen profesionales que conocen y respetan la labor de las doulas e incluso trabajan en conjunto, a menudo genera resistencia en el equipo de salud. Algo de lo que no se habla mucho, es de que en muchas instituciones no se permite tener más de un acompañante y eso dificulta en gran escala nuestra tarea. Queda mucho por hacer en el reconocimiento de nuestro oficio.
Vivenciar situaciones de violencia tampoco es sencillo, pero es parte del trabajo, y en última instancia no somos quien se ve más afectado. La realidad del nacimiento en nuestro país, y en muchas partes del mundo, es compleja y pareciera que poca cosa puede hacer la diferencia. En primer lugar, porque la violencia se ha tornado en un fenómeno cultural que es aceptado y defendido, la violencia se ha normalizado, es un eje transversal que afecta nuestra sociedad en todos los ámbitos y niveles socioeconómicos, y claro la atención sanitaria no es ajena a ello. Hay una desconexión profunda con la naturaleza real del nacimiento, con las necesidades de la mujer y aún más con las necesidades del bebé. Y no hablo de partos idílicos, hablo de humanizar los cuidados en todas las situaciones y escenarios del nacimiento, en casa, en el hospital, a término, prematuros, y en toda la gama de situaciones en la vida sexual y reproductiva de esa familia y en los cuidados posteriores de ese bebé. Mi rol es el de informar, acompañar y proteger, y honrar los deseos de la mujer, sostenerla y a su acompañante, acompasar el cambio que supone un nuevo hijo. Pero quien hace la diferencia es la MUJER que deviene madre. Informarse y empoderarse puede y hace AL CAMBIO, y afecta directamente la salud y el desarrollo de nuestro hijo/a.
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Qué es, para vos, la violencia obstétrica?
La violencia obstétrica es una forma más de violencia de género y son de hecho, violaciones de los derechos humanos. Bajo ningún concepto serían aceptadas por la sociedad, iguales acciones en un ámbito que no fuese el sanitario. El concepto de violencia puede ser algo muy subjetivo y variar de una mujer a la otra, porque depende de la percepción de los cuidados recibidos. Pero hay cosas en las que todos estamos de acuerdo, maltratar, coaccionar, amenazar, insultar, atar, no permitir el acompañamiento, no respetar los deseos de la mujer en el proceso del nacimiento y puerperio, son formas de violencia obstétrica. También lo son las separaciones rutinarias e intervenciones innecesarias en el bebé y la lactancia. La violencia que se da contra las mujeres, sus hijos y acompañantes es increíble y es masificada, ingresar al sistema implica perder la identidad y dejar de ser sujeto de derechos, esto es lamentable, pero a veces también y hombres y mujeres estamos dispuestos a aceptar y defender esto. Esto es lo más delicado, porque el miedo nos hace poner nuestra integridad física en manos del personal sanitario. Cuando el poder no es robado, muchas veces es cedido. No hablo de villanos y superhéroes, hablo de una enfermedad social, que se está empezando a sanar, la revolución más grande de nuestra generación, el reconectarse con el amor, con el cuerpo y las emociones. Todas las mujeres, hombres y bebés, tenemos derecho a recibir cuidados compasivos y amorosos a lo largo de nuestra vida, y asegurar esto es un esfuerzo de muchos, y uno que se ha dado en Uruguay y en el mundo desde mucho antes de que yo me cruzara con mi oficio. Sé que el cambio es posible, porque existen muchos sistemas que funcionan, con mejores resultados perinatales y aceptación por parte de los usuarios.
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La violencia obstétrica se da solamente con los médicos?
No, claro que no, y tampoco se tiene que dar necesariamente, conozco muchos profesionales de la salud respetuosos, ginecólogos, parteras, enfermeras, pediatras, neonatólogos, etc. Cada profesión tiene su lugar y valor y desde su rol, muchas personas están trabajando para concientizar sobre la necesidad y el derecho de que existan mejores cuidados: mujeres (madres o no), hombres (padres o no), profesionales (o no), en distintos ámbitos están planteando esta problemática.
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Cómo puede una mujer defenderse ante esto?
Informarse y hacerse responsables de su salud es el primer paso. Existen grupos virtuales y físicos en los que se orienta y comparte sobre estás temáticas. También clases de preparación para el nacimiento que buscan informar y brindar herramientas, a diferencia de la tradicional clase de parto en que se tiende a transmitir cómo es la rutina hospitalaria de la institución. Yo recomiendo además acercarse a una doula, aún si contratamos un doctor, partera o decidimos tener un parto domiciliario. Todos estos son pasos previos, porque esperar que una mujer se defienda a si misma en pleno proceso de parto, es inhumano. Y aún habiendo tenido una preparación previa, el choque con el sistema puede ser brutal.
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Qué recursos hay en Uruguay para hacerle frente?
En Uruguay existen varias normas del M.S.P. que orientan y crean un antecedente para la solicitud de un acercamiento respetuoso. Contamos la Ley 17.386 que ampara el acompañamiento durante el proceso de parto (por cesárea o via vaginal). Los derechos de usuario de la salud también nos amparan en muchas situaciones. Así como los de género y salud sexual y reproductiva, un referente en este caso es el MYSU. El plan de parto es una muy buena opción para ayudar a visualizar el proceso, plasmar deseos y trabajar miedos, dudas y expectativas que puedan surgir.
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Los acompañantes afectivos (pareja, familia, amigos), pueden hacer algo en el momento del parto?
La doula en la mayoría de los casos acompaña a la mujer y una persona de su afecto (pareja, madre, amiga/o, etc), aunque en algunas situaciones la mujer por su situación o deseo personal, decide ser acompañada sólo por su doula. ¿Por qué digo que la doula sostiene a ambos? Porque tanto la pareja o quien sea que acompaña está involucrado emocionalmente con la mujer, y tiene también sus propios miedos, también ellos pueden estar naciendo padres o abuelos, y pueden beneficiarse de la presencia de la doula. Si, por otro lado, la decisión es ser acompañada solamente por una persona allegada, esa persona también puede brindar un acompañamiento efectivo desde su lugar, y pueden trabajarlo juntos durante el embarazo. TODAS son opciones válidas.
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Qué podemos hacer los profesionales frente a la Violencia Obstétrica?
En primer lugar, prevención. A través del asesoramiento y apoyo. En segundo lugar, detectar las situaciones de violencia y mediar sin caer en el intrusismo, y con esto no me refiero a lo profesional, me refiero a habilitar a la mujer a expresar sus deseos y recordar sus derechos, sin tomar decisiones o hacer juicios por ella. En tercer lugar, si detectamos que una mujer ha sufrido violencia obstétrica (que creo que en mayor o menor medida es la realidad de muchas mujeres), acompañarla y guiarla en el viaje a sanarlo, si ella así lo desea. Ya que las situaciones que se dan durante la gestación, nacimiento o puerperio inmediato (y no tanto), se viven con mayor intensidad por razones fisiológicas, psicológicas y afectivas. Y pueden derivar incluso en afecciones psicológicas, como COD, PTSD, depresión postparto, etc. A mayor vulnerabilidad, mayor impronta. La violencia obstétrica no queda en el hospital, se va a casa con nosotras y nuestros hijos, y en mayor o menor medida puede afectar nuestra vida familiar, sexual y reproductiva, así como el desarrollo posterior de nuestros hijos.
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Qué recomendarías a una mamá que ya ha sufrido Violencia Obstétrica?
En primer lugar, PERDONARSE, porque las mujeres tendemos a culpabilizarnos. La realidad es que, hay cosas que no deberían suceder jamás y es coherente esperar cuidados cuando menos agradables y seguros, de mano del equipo de salud. En segundo lugar, saber que no es la única, que tiene derecho a hablarlo y denunciarlo. Existen grupos de apoyo específicos para mujeres que han sufrido violencia en el nacimiento, y también grupos de apoyo a la maternidad y crianza, que cumplen una función similar. Y también terapeutas que están dispuestos y cuentan con herramientas suficientes para acompañar un proceso como este, como lo es quien escribe este blog. Muchas gracias por la entrevista, ha sido un placer.
Lanzamiento de la campaña «Voces Uruguayas contra la Violencia Obstétrica»
Para seguir reflexionando, informando, difundiendo sobre el tema, estamos convencidas que no debemos quedarnos en un día conmemorativo. La Violencia Obstétrica necesita ser hablada, nombrada, denunciada.
Por supuesto, tu aporte puede ser anónimo si así lo deseas. Comunícate por correo o mensaje privado con Camila o con Mariel. Recogeremos todas las historias hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Ese día publicaremos los relatos.
Como premio sortearemos:
• El libro “Ser mamá. Ilusión y desafío”, de Claudia López.
• Una asesoría online con Mariel, sobre el tema que prefieras.
• Otra asesoría online con Camila, sobre el tema que prefieras.
[…] Aquello que nos vuelve seres infantilizados cuando vamos a parir o a atender nuestra salud, sobre todo la salud sexual y reproductiva (por cierto, todavía estás a tiempo de unirte a la campaña contra la violencia obstétrica). […]
[…] El 25 de noviembre de 2014 se celebró, como cada 25 de noviembre, el Día contra la Violencia de Género. Dentro de dicha conmemoración, se incluyó el Día Contra la Violencia Obstétrica, dado que se considera que dicho tipo de violencia se incluye dentro de la violencia de género por definición. Debido a que la violencia obstétrica vulnera Derechos Humanos de las mujeres y sus familias, se gestó una causa llamada, 16 días de Activismo Contra la Violencia de Género, que invitaba a hacer activismo social desde el 25 de noviembre al 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Conversando sobre el tema, junto a Camila Chiribao, de Raíces Salvajes, nos propusimos lanzar una convocatoria, que llamamos “Voces Uruguayas contra la Violencia Obstétrica”. […]