sexualidad infantil

Sexualidad infantil

sexualidad infantil

Desde la perspectiva reichiana, los niños atraviesan su primera etapa genital entre los 3 y los 6 años, aproximadamente.

Esto significa que paulatinamente, al ir creciendo y organizando su cuerpo y su energía, su «centro de placer» dejará de ser la boca y pasará a los genitales.

Ya desde antes puede observarse: los niños descubren sus genitales, los tocan, experimentan, se ríen…

Para los papás, como adultos que no han vivido una crianza autorregulada, ser testigos de esta fase puede ser un poco incómodo o incluso vivirse como amenazante.

La sexualidad es parte de nuestra vida

Si bien en nuestra cultura no estamos habituados a ver naturalmente la sexualidad, nuestros hijos nos muestran que es tan natural como respirar o alimentarse.

Si estamos dispuestos a poder verlo.

Seguramente, nos enfrentaremos a nuestros propios tabúes y represiones. Nuestra historia, una vez más, se hace sentir.

No estoy diciendo que todo deba ser cambiado sí o sí. Si queremos transmitir respeto a nuestros hijos, lo primero es respetar nuestros propios límites. Si hay situaciones que nos resultan demasiado incómodas, que no podemos superarlas o no queremos enfrentar en ese momento, está bien.

Lo importante es que tengamos en cuenta que es nuestra decisión manejarlo así, y que no tiene nada que ver con lo que nuestro hijo está experimentando. Somos nosotros quienes sentimos cosas diferentes, no tenemos por qué colgar nuestra interpretación sobre sus hombros.

La fase genital en el desarrollo sano

Si la autorregulación del niño ha sido respetada y estimulada en las fases anteriores, el niño sentirá satisfecha su sexualidad oral y pasará tranquilamente a esta fase. Contará con todas las herramientas necesarias para separarse de su madre, ganando en independencia y asumiendo su control sobre su cuerpo, su energía y sus sensaciones. Seguramente se destetará a su ritmo, y mostrará cada vez más interés por salir al mundo.

La gratificación, que antes se vivía más «pasivamente» (dependía de la fusión con la teta), pasa a ser más activa, conoce su cuerpo y experimenta con él. Descubre sus genitales, los toca, y le interesan los cuerpos de quienes lo rodean. También descubre el placer del movimiento y la descarga energética a través de juegos como correr, saltar, deslizarse…

Lógicamente, las primeras expresiones de todo esto se dan en la familia, el Tercer Ecosistema.

Nuestro rol como padres

Es la relación familiar la que permite atravesar armónicamente esta fase. Los padres reciben todos estos cambios, redirigiendo los impulsos sexuales a otros niños, reconociéndolo en su sexualidad y corporalidad. Aceptando su genitalidad como algo maravilloso.

También es importante ser claros en mostrar la sexualidad adulta, sin moralismos, como algo sólo de los adultos. Mostrar la elección de pareja y asegurar el amor como padres, para ayudarlo a salir al mundo. El niño tomará a sus padres como referencia de sus elecciones amorosas.

El famoso «Complejo de Edipo» es en realidad el síntoma de que este empuje ha sido frenado o reprimido de algún modo. La energía está, no se puede barrer bajo la alfombra; si no se permite la expresión hacia un ambiente adecuado (los juegos con otros niños), el niño se verá forzado a dirigirla hacia su padre del sexo opuesto.

Se vuelve básico entonces, generar una atmósfera permisiva para sus propias experiencias. Si logra experimentar satisfactoriamente dentro de su mundo infantil, no se dará la fijación edípica ni necesitará reprimir nada.

Son los adultos, desde su coraza, sus propias represiones, quienes deben estar atentos a no sublimar al niño a sus propias necesidades insatisfechas.

Se trata entonces de generar un ambiente abierto, más allá de la familia en lo posible. Al mismo tiempo, seguramente será necesario ayudar al niño a comprender los procesos represivos que la sociedad ejerce, y enseñarle a defenderse de ellos adaptativa y flexiblemente.

Si el amor y la confianza priman desde el nacimiento, el niño comprenderá que lo «normal» no tiene por qué ser lo deseable, y que no necesita someterse a esas normas para ser amado.

Parece un gran sueño, verdad? Pero yo creo que es posible. Caminemos juntos!

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