Como habrán notado en los artículos anteriores, la autorregulación es un concepto básico en el paradigma reichiano. Se trata al mismo tiempo, de una capacidad innata en todos los seres vivos, y del objetivo hacia el que debemos dirigirnos quienes intentamos criar de forma más ecológica a nuestros hijos.
Qué es la autorregulación?
Ya mencioné anteriormente que las necesidades básicas de todo ser humano son el contacto, la autorregulación y la autodeterminación. Las tres están interrelacionadas de forma tal, que en el individuo sano, aseguran una vida orientada hacia el gozo, en sincronía con la naturaleza. Una vida viva.
La autorregulación trabaja hacia la sincronía con la pulsación natural del organismo. La autodeterminación, permite que el individuo se relacione con la sociedad de forma satisfactoria sin mermar su propia pulsación. El contacto es la función que habilita el diálogo entre ambas; es la capacidad de sentir nuestra propia pulsación, nuestras emociones, y a su vez comprender las de los demás, integrándolas a nuestra vida en comunidad.
La energía pulsa en nosotros
Todo organismo vivo se mueve gracias a la energía pulsante. Por «movimiento» no me refiero solamente a trasladarse de un lugar a otro, sino a un sentido mucho más amplio. La respiración, los latidos del corazón, los movimientos peristálticos, las emociones que nos embargan… todo es pulsación.
La energía se acumula, provoca la acción necesaria para descargarse, el organismo se relaja, y reinicia el ciclo constantemente. En un organismo sano, esto se da armoniosamente, como el movimiento en ondas de una medusa.

La coraza muscular impide la pulsación libre
La característica básica de la energía es que se mueve. Si se estanca, estamos ante un proceso de enfermedad. Si ese estancamiento es crónico, se vuelve coraza; el endurecimiento se hace lo normal y la pulsación es inhibida para que el frenarla no implique tanto esfuerzo.
Es fácil darnos cuenta cómo, en nuestra sociedad actual, constantemente somos impedidos de desarrollar nuestra pulsación natural. Y es más evidente aún en los niños:

Nacemos en una sociedad, nos guste o no, en donde la desconexión con nuestro instinto y nuestro impulso vital es la regla. El contacto con ella implica siempre el riesgo de inhibir nuestra pulsación natural en aras de adaptarnos socialmente.
Corre por nuestra cuenta, entonces, crear una sociedad en donde las reglas de vida en comunidad no maten la perfección natural de nuestro funcionamiento energético y emocional.
[…] Se trata de una descarga energética. La rabia hace que se acumule energía que debe descargarse para volver al equilibrio, como comenté en el post anterior. […]
Genial explicación.
¡Gracias! ♡
Gracias a vos por pasar y comentar! Bienvenida Ruth!