Qué es el contacto?

contacto

 

Desde la perspectiva reichiana y energética, el contacto es la función que nos permite amar verdaderamente, abandonándonos a estar con otras personas. Es también, la capacidad de sentir-nos; de percibir las sensaciones de nuestro cuerpo, conociéndolas y aceptándolas como mensajes valiosísimos.

Ambas perspectivas van de la mano; no podemos entregarnos al amor verdadero si no estamos en contacto con nuestro cuerpo, nuestra energía, con las ganas de abrazar y de compartir junto a quienes amamos.

Los seres humanos somos -como todos los demás seres vivos- energía en movimiento. Una energía que pulsa constantemente. Nuestra piel es a la vez el límite y el vehículo para el necesario contacto con los demás. Los músculos y nervios, quienes nos permiten lo sensorial y lo motor.

Es necesario ser concientes de nosotros mismos para poder relacionarnos con los demás. O sea, estar en contacto con nosotros, para a su vez contactar con el afuera.

Usamos nuestros sentidos para percibir el mundo exterior y también las sensaciones corporales. El sentido que le damos a lo que percibimos, es lo que varía de acuerdo a nuestra coraza caracterial y muscular. Asimismo, dicha coraza limitará o no la capacidad de contacto.

Tocar al otro implica percibir mi afecto por esa persona, sentir la energía que pulsa hacia el contacto con ella, mover mi mano y brazo. Transmitir una emoción.

Podemos «tocar» también, con la mirada o con la voz. Un grito de enojo, una mirada cálida… transmiten mucho más que las palabras.

El contacto entre mamá y bebé

Mientras el bebé está dentro del útero, y en los primeros meses de nacido, no tiene conciencia de ser un sujeto diferente a su madre. Su función de contacto se va construyendo gracias al propio contacto de la mamá. Mientras tanto, vive en fusión; resuena total y absolutamente con los vaivenes energéticos y emocionales de su madre. El concepto de resonancia es fundamental también en la teoría bioenergética; y la experiencia de esos primeros meses es el mejor ejemplo. Rara vez, entre adultos, lograremos ese contacto de corazón a corazón, más allá de nuestras corazas y nuestro carácter. En la resonancia de un bebé y su madre, reposa todo el maravilloso potencial de contacto amoroso que traemos todos.

Cómo se construye el contacto?

El primer punto de contacto es la piel. El órgano más grande de nuestro cuerpo, que embriológicamente tiene el mismo origen que el sistema nervioso, está lleno de terminaciones sensibles que nos permiten literalmente sentir el otro, el afuera.

Los bebés necesitan intensamente ser tocados. Antes de nacer, ya todo su cuerpo, toda la extensión de su piel estuvo en con-tacto con el cuerpo de su madre. Dejarlos solos en una cuna, alejados de otros humanos, significa que se sumerjan en un océano desconocido. No tienen noción de ser uno aún; los bebés son cuando son con su madre.

Lo siguiente que se construye, como vía de contacto, es la mirada. De nuevo, los bebés necesitan intensamente ser mirados. Una mirada amorosa, que los contenga y sostenga, que de a poco los ayuda a construir-se como individuos.

Más adelante, el lenguaje lo ayudará a ir estructurando esas sensaciones. Los juegos «Está-no está», nombrar las partes de su cuerpo, jugar a esconder y aparecer su mano o su pie…

Un individuo con una buena capacidad de contacto, tendrá una gran empatía en sus relaciones interpersonales, siendo conciente de sus propias emociones y sintiéndose libre para buscar la felicidad junto a quienes ame.

Qué maravilla poder compartir este viaje junto a nuestros bebés!

8 Comments

  1. Me encanta el tema. Tuve un libro que hablaba de la importarcia del sentido del tacto y de como se vivía la relación a través del contacto físico en distintas culturas.
    La madres mamíferas, excepto la mujeres, lamen intensamente a sus hijos al nacer. Especial mente la zona del periné.
    Se ha comprobado que los cachorros que no son sometidos a este tratamiento matenal tiene deficits mayores y mayores dificulatades en su desarrollo.
    Creo que mantener el contacto con muestros bebés y acariciarlos, p.e. tener el hábito del masaje con acéite después del baño. es una práctica que creará un vínculo profundo entre la madre o padre y el niño, que hará sentir al bebé una gran seguridad que será un cimiento fuerte para toda su vida.

    1. Gracias Paloma por pasar y comentar! Me encantaría conocer ese libro que mencionás.

      1. Creo que ya no tengo el libro y si lo tengo, en este momento está en alguna recóndita caja del trastero. Creo, que es este libro «el sentido del tacto de Ashley Montagu. Es antiguo, eh.

  2. Hermoso tu post, solo me da tristeza que debamos justificarnos en la psicología, en la medicina y en las demás ciencias para tener a nuestro bebé cuerpo a cuerpo… acaso no sería más fácil abandonar los prejuicios y entregarnos por completo a lo que la naturaleza nos pide tan imperiosamente?

    1. Hola Mónica, gracias por pasar y comentar. Comparto tu tristeza, aunque encuentro también un motivo de alegría: las ciencias están dando argumentos para que recuperemos un contacto que nunca debimos haber perdido.
      Abrazo!

  3. […] ya he mencionado, todos necesitamos ser tocados. El toque -si es adecuado y respetuoso- nos alimenta tanto como el […]

  4. […] el campo energético del adulto; para desarrollar su percepción corporal a través de la piel y el contacto; para sentirse querido, sostenido, […]

  5. […] primero es establecer contacto con ellos. Qué desean? Qué intentan transmitirnos? Estamos poniéndonos a su altura para […]

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *