
Seguimos hoy con esta serie de entrevistas tan rica e interesante. Si te perdiste las anteriores, podés leerlas aquí, aquí, aquí y aquí.
Le toca el turno a Alexandra Rovetta. Ale no podía faltar. Amiga, colega, compañera de aventuras en el grupo de crianza «Criando en Tribu«. Mamá de uno de los mejores amigos de mi hijo. Dirige hace un buen tiempo su espacio, «Casa de Inua«. Difunde su trabajo a través de su web Psicología Integral Uruguay, y su página en facebook Re-educándonos para una nueva humanidad.
Sin más, los dejo con la entrevista:
Describe a qué te dedicas
Primero que nada muchas gracias por haberme invitado a participar en esta serie de entrevistas sobre crianza, feliz de poder aportar mi granito de arena.
Me dedico o mi trabajo apunta a generar más conciencia sobre uno mismo, sobre otras formas de vivir, de criar, de educar. Busco que las personas, que me consultan, puedan empoderarse, despertar su propio saber. Trato siempre de poder brindarles herramientas para que ellos mismos puedan encontrar sus propias respuestas o soluciones frente a las dificultades que la vida. De aquí que como psicóloga, utilizo diferentes herramientas para ir desplegando la historia de la persona o de la familia que consulta.
Me gusta mucho trabajar con cristales, con bio-decodificación, trabajar desde lo generacional para poder comprender como ciertos factores, creencias se vuelven a repetir y uno muchas veces no se da cuenta. Esta búsqueda de ir generando conciencia, me llevo a transitar por los caminos de los grupos de crianza, siento que acompañando estos primeros momentos de vida, de crianza, tanto de los más pequeños como de las familias, especialmente a las madres en el momento de puerperio, se previenen muchas problemáticas futuras.
Cuál es tu visión de la Crianza? Por qué te dedicas a ello?
Más allá de los postulados teóricos, pienso a la Crianza como el gran punto de partida de un cambio en la humanidad, soy activista fervientemente en intentar propulsar este cambio y para mi las bases se encuentran allí. En la manera en que los educamos, que acompañamos a nuestros hijos en sus procesos de crecimiento, en la forma en como hacemos contacto con ellos, en la manera en que atendemos sus necesidades afectivas, emocionales e incluso espirituales, entre tantas otras cosas que nos lleva a criar desde el corazón.
Mi intención es acompañar y poder trasmitir la importancia de hacer conciencia en cada acto que realizamos en la crianza, el poder visualizar de donde viene, a dónde nos dirigimos con esa intención. Actualmente están naturalizadas determinadas practicas o creencias respecto a los modos de criar, y muy pocos nos animamos a cuestionarlas y ponerlas sobre la mesa para ver si estas me son necesarias o no. El modo de vida que llevamos y la desinformación, nos ha consumido la posibilidad de pensarnos desde otro lugar, de ahí que la mayoría actúa como robot, actuando sin pensar en las consecuencias de ciertos actos al momento de criar, de aquí es donde prolifera la falsa creencia “y bueno si a mi me criaron así y no pasó nada…”, yo no creo que sea así…
Mi dedicación no fue casual ni tampoco pensada ni buscada, se fue dando en el devenir como madre, como profesional. Además de sentirlo como un gran impulso en pararme desde este lugar, desde criar con amor, con respeto, de buscar la empatía y además de trasmitir la información necesaria para que cada familia se empodere…
Sos madre. Sentís que tu trabajo cambió a partir de eso?
Radicalmente cambió!!! Siempre digo que hay un antes y un después de mi a partir de ser madre.
Antes miraba simplemente a los niños como que tenían que hacer caso, debían de ser independientes totales así no se apoderaban de mi vida… más desde una postura teórica, sí tenia esa postura… Pero desde el momento en que supe que estaba esperando a mi niño, mi vida se fue revolucionado de a poco, me empezó a llegar información “nueva”, yo fui sintiendo la necesidad de ir en búsqueda de otros caminos y deje de ver a los niños, para comenzar a mirarlos, a comprenderlos desde otro lugar más genuino, más desde el amor. Comenzar a ver la infancia más integrada con el devenir madre, padre. Siempre digo y pienso en como mi niño me enseña cada día sobre el amor, la empatía, incluso me ha enseñado a ser mejor persona y profesional. De aquí que cuando acompaño a una madre o a una familia en el momento de llegada de su peque, o en algún momento de su crianza, vibro en resonancia con sus experiencias contadas, a veces me veo en ellos, veo a mi niño en sus niños, y me pregunto mil y una veces más cuanta desinformación hay, cuanta falta de amor hay entre los profesionales que atendemos a las familias, a veces estos sin darse cuenta en un segundo matan la poca confianza que una madre puede llegar a tener en sí misma para poder sostener a su hijo. Y ahí entra mi tarea como madre, como profesional, acompañando desde el respeto, desde la empatía, poniendo al servicio mi profesión, mi vocación, y mi ser madre.
A tu entender, qué necesitan los niños?
Desde mi punto de vista cada niño es particular, es único, mirándolos, conectándonos con ellos o con los niños si es que trabajamos con los mismos, será lo que ellos nos marquen, nos guíen. Ellos siempre nos dicen, nos muestran lo que necesitan, solo tenemos que estar dispuestos a escucharlos, a estar dispuestos a darle más presencia, estar dispuestos a no exigirles, a no compararlos, a darle más hora de juego, a estar más informados, en definitiva a estar dispuestos a entregarnos a ellos y darle más amor, pero por sobre todas las cosas más presencia.
Actualmente la mayoría de los niños se están “criando” solos, solos en cuanto a sus figuras de apego primarias. El sistema, la cultura actual, nos ha convencido de la necesidad del adulto de salir a sobrevivir cueste lo que cueste, de acumular, de trabajar durante todo el año de sol a sol, para tener prosperidad, éxito, el mismo actualmente pasa más por la cantidad que en la calidad.
En todas estas necesidades artificiales, para poder cumplirlas el adulto tuvo que relegar cosas, y una de las cosas que más tuvo y tiene que relegar es la crianza, la atención de sus hijos. De aquí que la mayoría de los bebes con apenas 3 meses entran bruscamente al sistema voraz de la sobrevivencia, al mundo de la preparación de la producción. Esto lleva al adulto a tener que desconectarse de ellos mismos para no sufrir.
A la mamá que no tiene otra opción que dejar a su bebe a un cuidado de un tercero se le rompe el alma, sufre a un modo brutal esta desconexión, con culpa con miedos, con mucha angustia etc. Pero esto no se habla, no se nombra, se lo naturaliza como algo que es así… Esto suma para que las familias vivan su maternidad, paternidad y crianza de los niños en solitario, sin redes, sin sostén, y sin contención.
Asimismo esto no habilita a que haya espacios, de escucha entre pares, espacios que promuevan el intercambio de información, de experiencias que ayuden a nutrir y a estar en constante cuestionamiento o simplemente abriéndonos a otras perspectivas, realidades, en cuanto a la crianza y demás. Esto nos hace “caer” o aferrarnos a diferentes discursos en cuanto a la infancia, crianza, que nos alejan o nos obstaculizan en muchos casos de la mirada genuina sobre nuestros propios niños y sobre nosotros mismos. El saber de los terceros cobra un valor más relevante, que nuestro propio saber como padres, distanciándonos en la oportunidad de leer y conectarnos en lo que verdaderamente necesita nuestro niño.
Qué necesitan los padres?
Un poco siguiendo con la respuesta de la pregunta anterior, los padres necesitamos volvernos a conectar con nosotros mismos para poder leer las necesidades de nuestros niños. Necesitamos volver la mirada hacia nosotros, hacia nuestros modos de vida, hacia nuestra propia historia. Volvernos a conectar con nuestra infancia, con nuestras propias creencias. Para volver a confiar en nuestro propio saber.
Necesitamos que la maternidad y paternidad cobre más valor en nuestra sociedad, obtenga más lugar. Que se hable desde la sinceridad y no desde discursos infantilizados e impuestos con los deberían o con los miedos trasmitidos. Los padres necesitamos darnos la oportunidad de compartir nuestras experiencias, de acompañarnos, de buscar otras alternativas. Nos urge la necesidad de empoderarnos sobre nuestra propia educación, crianza, salud, sobre nuestra vida misma.
Necesitamos que nos informen, saber nuestros derechos, que se nos respeten nuestras decisiones. Como padres tenemos un rol fundamental en la sociedad, somos los responsables de sembrar lo mejor de nosotros para al mañana, a través de nuestros niños. De aquí que se requieren las garantías necesarias para poder hacerlo de la mejor forma posible.
Necesitamos tiempo para poder ser padres, el rol de padres es algo que se construye a través de la crianza, a través de compartir el mayor tiempo posible con nuestros niños y con nuestros pares. Sin este tiempo la crianza se nos hace cuesta arriba, sin redes se nos hace insostenible por nosotros mismos…
La Crianza con Apego, o Respetuosa, gana cada vez más sustento científico. Por qué entonces, tanto padres como profesionales (psicólogos, pediatras, maestros) siguen usando y recomendando prácticas contrarias?
Es una pregunta que daría horas para poder discutirla, es muy controversial porque toca varios puntos. Desde lo económico hasta lo emocional, espiritual, diría yo.
Vivimos en una sociedad de consumo de aquí que continuamente estamos consumiendo. Desde las mejores comodidades hasta las terapias, médicos, escuelas, retiros espirituales, etc. nos empachamos de tanta información por la continua insatisfacción sobre nuestra vida. Insatisfacción generada por la desconexión que tenemos con nosotros mismos.
Y como decía anteriormente esto habilita a que nos aferremos a discursos de terceros que muchas veces invalidan nuestro propio saber. Esto de estar consumiendo y donde prima mas el mundo material que el emocional nos lleva también a que estemos “duros” con nosotros mismos, que estemos congelados de tanta frialdad, donde el amor, la empatía se va perdiendo, cada vez más alejados de nuestra propia esencia. Esto nos pasa a todos en todos los niveles, estamos casi educados para no sentir, para no pensar, estamos cansados, todo esto hace que reaccionemos mecánicamente frente a las dificultades.
De aquí que desde esta frialdad algunos profesionales ni se cuestionan qué información están trasmitiendo y a veces ni se fijan a quienes tienen en frente, sus trabajos se han convertido en un trámite nada más. Muchos defienden esas ideas como verdades absolutas, si bien no dudo que entreguen lo mejor de si, pero falta amor, cuestionamiento y búsqueda constante de nuevas respuestas. Todo en la vida se ha convertido un negocio, una empresa e incluso la enfermedad.
La crianza respetuosa no es muy rentable para este sistema. Apunta más a un trabajo preventivo, a un trabajo de empoderamiento, a un trabajo más amoroso, más individual atendiendo más las necesidades específicas de cada familia, de cada integrante de dicha familia. La crianza respetuosa educa emocionalmente, educa o cría para que seamos libres. Al sistema o la cultura que estamos insertos no le sirve esto, necesita personas cansadas, que no piensen, que no sientan, que no se manifiesten, que no tengan voz propia. Que sientan la necesidad continua de estar consumiendo profesionales, medicación, que continuamente sientan la necesidad que les falta algo. Por esto que el criar con respeto es un revolución, es una apuesta al cambio, es una apuesta a crear y co crear entre todos una nueva humanidad. Algunos profesionales van a despertar otros simplemente seguirán escrupulosamente apuntando a mantener vigente este sistema.
Está en nosotros como padres y profesionales aprender a discernir por qué camino queremos ir y comenzar a apropiarnos de nuestro propio saber y así empoderarnos de una vez por todas.
Qué rol cumplimos los profesionales en lograr un cambio?
Nuestro rol es importante a medida que nuestro trabajo apunte a acompañar a los padres en lo que es la crianza, educación. A medida que nuestro lugar sea de facilitador, a medida que entendamos que no portamos verdades absolutas. A medida que podamos conectarnos con nuestra propia historia con nuestras propias carencias y limitaciones. Que nos comprometamos a tener un pensamiento crítico, a informarnos, a actualizarnos. A trabajar en equipo junto con la persona o familia quién esta consultando, que nuestro saber ahí sea uno más reconociendo el saber que aporta el otro. A medida que comencemos realmente a pararnos y caminar otro paradigma tanto de la salud, crianza, educación.
De todas maneras siento que la mayor fuente de cambio viene de los propios padres, quienes deben de animarse a trascender de sus propias creencias, formas de vida y actitudes.
Qué le recomendarías a un padre o madre que recién se acerca a este modo de criar?
Que se animen a dejarse llevar por su propio hijo, ellos son nuestros verdaderos maestros, nos muestran siempre el camino a seguir. Son la puerta de entrada que nos invitan a navegar por nuestros mundos emocionales, por aquellas partes olvidadas nuestras, nos interpelan constantemente nuestra forma de vida.
Los invito a armar redes, a participar de grupos de crianza, a informarse, a confiar en lo que ellos sienten. A tomar conciencia del rol que tienen en la vida, de lo importante que son para sus hijos, de la importancia de poder disfrutarlos, de amarlos plenamente, de entender que más allá de la seguridad material que le podamos brindar, lo más grande y el mejor regalo ,es poder hacer una mejor versión de nosotros mismos.
Muchas gracias, Ale, por brindarnos tu tiempo y tus palabras.
Y a vos, te recuerdo que no te pierdas de visitar su página web!