Las opiniones y criticas sobre nuestra crianza

Una vez que nos decidimos a traer una nueva vida a este mundo, comenzamos a enfrentarnos a un bombardeo de opiniones sobre lo que debe y no se debe hacer, cómo ser buenos padres, cómo será de bueno o no nuestro hijo, etc.

El nacimiento de un niño es un acontecimiento en nuestra familia y comunidad, no podemos negarlo. Somos seres sociales y vivimos inmersos en una cultura.

La familia es uno de los ecosistemas en que se desarrollan nuestros hijos
La familia es uno de los ecosistemas en que se desarrollan nuestros hijos

Claro que esa cultura muchas veces no acompaña nuestros deseos u objetivos al criar a nuestros hijos.

Las críticas a la crianza

Como ya les comenté en un post anterior, ser padres respetuosos que emprendan una crianza ecológica no es fácil en una sociedad patriarcal, capitalista y consumista, que no considera a los niños como personas completas.

En cada familia se reproducen los factores necesarios para que cada persona sea un nuevo agente que perpetúe el sistema.

Con esto no quiero decir que debamos constituirnos en héroes abanderados de una lucha sin tregua, ni que seamos iluminados o superiores de ninguna forma. Seguramente, muchas de las críticas o consejos sean bien intencionados y provengan de gente que nos quiere bien (si vienen de gente que no nos aprecia, o no nos conoce en absoluto, lo mejor es poner una buena sonrisa idiota y seguir nuestro camino…).

Pero sí creo que es algo que debemos recordar cuando escuchemos por enésima vez eso de «dejalo llorar en la cuna, si no, nunca se va a acostumbrar…». Es una forma de recordarnos a nosotros mismos que somos nosotros quienes elegimos esta opción de crianza, y como adultos responsables que somos, nos haremos cargo de sus consecuencias.

La visión «tradicional» de la crianza

Si bien las publicidades muestran mamás y papás sonrientes atendiendo a sus bebés, todos lo tenemos claro: lo que en realidad se espera de un bebé es que no moleste, que no demande, que acepte tranquilamente lo que se le dé en el horario que se le dé, y que conforme vaya creciendo, sea independiente -o sea, que no necesite afecto, compañía o comprensión a cada momento. Además, por supuesto, debe crecer lo adecuado y alcanzar los logros evolutivos en el momento justo. El rol de los padres es enseñarle que debe aceptar las reglas de juego, y asumir la frustración de sus necesidades como la norma, ya que es un mundo difícil.

De esa forma, se generan sujetos pasivos, sumisos, que aceptan mansamente lo que se les enseñe en la escuela, y luego se sumarán al mundo laboral asumiendo su condición de explotados (o explotadores, dependiendo en qué cuna hayan nacido…). Los intereses y deseos reales pueden desarrollarse, en el mejor de los casos, como hobby o profesión, si es que existe el nicho para ello.

Soy consciente de que esta es una generalización extremista, y que hay muchos matices. Por suerte, cada vez más nos estamos dando cuenta de que podemos usar nuestra propia potencia para ser felices. Pero estoy convencida de que si estas semillas de frustración y resignación no se plantaran en nuestra infancia, seríamos seres mucho más libres y amorosos.

Por qué se sigue defendiendo esa forma de criar?

Cuando en un grupo familiar, una pareja de padres decide emprender una crianza más respetuosa y ecológica, suelen llover las críticas e intervenciones. Esto es así por varios factores:

  • Necesidad de naturalizar nuestra propia crianza. Todos los que fuimos criados de forma autoritaria guardamos en nuestro fuero más íntimo muchas heridas. La forma de sobrevivir a ese dolor fue convencernos a nosotros mismos que eran «por nuestro propio bien».
  • Nuestros padres sobre todo, pueden sentir que al criar tan diferente a como ellos lo hicieron, les estamos diciendo que ellos lo hicieron mal. Esta sensación se alimenta a su vez, de sus propias dudas de si se habrán equivocado. Dudas que todos los padres tenemos siempre. Lo mejor es ser asertivos en nuestras opciones señalando que en su tiempo, ellos criaron de esa forma y ahora es nuestro turno.
  • Relacionado con el punto anterior, está la resistencia a creer que se pueda hacer daño con esos métodos de crianza más tradicionales. Esto puede darse con tíos o amigos también; cómo puede ser que sea así, «si yo hago lo mejor que puedo?«

Estos factores inciden de forma «subterránea». La mayoría de las veces, las personas no son concientes de los motivos de sus acciones, ya que estamos muy bien entrenados en la falta de contacto con nuestro deseo y nuestras emociones.

Cómo manejar las críticas

Como mencioné más arriba, lo primero es asumir nuestra responsabilidad. Eso no quiere decir que no tengamos dudas, seguramente las tendremos. Esta forma de criar es un aprendizaje constante, y en el camino sanaremos también nuestras heridas, y comprenderemos mejor a nuestros padres.

Ser asertivos en nuestras decisiones, aunque eso no implica que no podamos pedir ayuda. Cuando las críticas llueven podemos sentirnos muy solos, y si encima nos abanderamos como únicos defensores de la justicia, nos aislamos aún más.

Rodearse de personas que nos acompañen siempre será un recurso útil. No es necesario que estén cien por ciento de acuerdo con nosotros; sólo que nos respeten y entiendan nuestra necesidad de hacer las cosas como nosotros las deseamos hacer.

Por último, la asistencia a Grupos de Crianza o la consulta con profesionales que manejen estos conceptos puede ser de gran ayuda en momentos de crisis, o como sostén tribal durante todo el maravilloso viaje de criar.

Qué otros recursos manejan uds.? Compártanlos en un comentario!

 

 

 

2 Comments

  1. Uy sé que es un post un poco viejo pero caí aquí y, por supuesto, me identifiqué en varios puntos.
    Encontré en estas andanzas, un factor más que incide en las críticas externas, y que es el complemento del último item (no entender que la crianza «tradicional» pueda hacer daño): no entender que criar con respeto a un ser completo en sí mismo pueda NO hacer daño. El abuelo de mi hijo nos cuestionó muy sinceramente un día y nos dijo, textualmente «no sé qué puede salir de eso». Y eso que le hablé de respeto, conclusión, el respeto en la infancia es relativizable. Duro de roer.
    En mi caso ambos recursos me hacen de sostén, tanto los grupos de crianza como acompañamiento profesional. Se puede!
    Abrazo y gracias por escribir tan lindo <3

    1. Gracias a vos por pasar y comentar!! Es tal cual, tenemos grabado tan a fuego la necesidad de imponer la autoridad en los niños que nos morimos de miedo de pensar en no hacerlo. Pasito a pasito, capaz dentro de un tiempo podés volver a hablar con el abuelo y que vea los resultados por si mismo 😉

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