La respiración y su funcionamiento

Hoy voy a ampliar lo mencionado ya en un artículo anterior. La respiración como función básica para la vida es bien conocida por todos, en el sentido «biológico». Pero se conoce poco sobre cómo trabaja en nuestra autoexpresión y autorregulación, o en el impedimento de las mismas.

Respirar para moverse, moverse para respirar

Como ya les comenté, nuestra capacidad de sentir y expresar las emociones está directamente vinculada a nuestra posibilidad de respirar y movernos. La respiración aporta el combustible necesario para dicho movimiento.

Si por algún motivo se vuelve necesario sentir menos o reprimir la expresión emocional, la respiración se verá restringida casi en forma automática. Una respiración restringida asegura una motilidad disminuida, y una percepción menor de los sentimientos.

Si la necesidad de defenderse se vuelve crónica, configuraremos una coraza muscular, que tendrá su reflejo caracterial, a través de tensiones. Estas tensiones musculares crónicas restringen también la respiración y el movimiento, con la diferencia de que al ser crónicas, el individuo pierde contacto con ellas, no puede elegir tensarse o no. Estará siempre tenso y no será conciente de ello.

La intensidad es directamente proporcional en las dos direcciones: Las emociones fuertes provocan que respiremos más profundamente, y la respiración profunda generalmente nos hace contactar con emociones intensas. Por ello, una de las herramientas más valiosas para los terapeutas reichianos es ayudar a los pacientes a respirar más profundamente: una vez logrado, se activarán recuerdos y sentimientos reprimidos.

Luego de comprendido todo esto, es obvio que una respiración restringida afecta también a la vitalidad del organismo. Muchas veces nos quejamos de sentirnos cansados o con poca energía. O nos preocupamos de que nuestros hijos estudiantes tienen dificultades para concentrarse, enfocarse… Pero en muy pocas ocasiones somos concientes de cuán pobre es nuestra respiración.

Por qué nos cuesta respirar plenamente?

Si pensamos en lo explicado antes, se vuelve claro que el mayor factor es que tenemos miedo de sentir.

Es muy probable que desde niños, hayamos aprendido que expresar emociones como la rabia, el miedo o la angustia, no es adecuado o conveniente. Retuvimos esa expresión a través de tensiones que se fueron acumulando, achicando cada vez más la respiración. La coraza muscular se vuelve un área congelada, dormida.

Hicieron la prueba alguna vez de dejar un dedo o una mano apoyados en el hielo por mucho rato? Cuando la quitamos, y damos calor a la zona para recuperar rápidamente la temperatura normal, duele. Sentimos pinchazos en la piel.

«Descongelar» emociones también duele. Emocionalmente -cuando contactamos con el dolor reprimido, sentimos ese dolor y la acumulación en el tiempo- y físicamente: las contracturas musculares crónicas duelen mucho al irse deshaciendo.

Así que muchas veces, inconcientemente o no tanto, preferimos evitar ese dolor y seguir sin respirar plenamente… aunque el precio que paguemos sea nuestra vitalidad y capacidad de pulsación.

Un ejercicio apto para todos

Les propongo ahora un ejercicio que pueden realizar en casa, incluso invitando a los niños.

Acuéstense en el suelo boca arriba. Apoyen los pies en el suelo, flexionando las rodillas.

Dejen una mano apoyada en el pecho, y otra en el abdomen. Intenten estar cómodos; si algo duele, pueden agregar un apoyo más mullido, pero que no sea muy blando ni muy alto (por ejemplo: si les duele el cuello, pueden poner una manta o toalla doblada, pero es mejor no usar una almohada).

Intenten ahora respirar libremente, sin controlar ni estimular nada. Sólo respirar. Sientan. Logran percibir el aire entrando en la nariz? Pasando por las vías respiratorias? Sienten los pulmones hincharse? Notan el diafragma bajando y subiendo?

Ahora, dirijan la atención a sus manos. La que está apoyada en el tórax, se mueve cuando respiran? Y la del abdomen? Alguna se mueve más que la otra?

Tomen nota mental de lo que observaron (si lo están haciendo con los niños, pueden compartir lo percibido en este momento, pero tratando de no perder contacto con su respiración).

Ahora intenten hacer que la respiración sea más profunda.

Logran que el aire «llegue» hasta el abddomen? Notan que se mueva alguna porción más del cuerpo, como los hombros, la cabeza o la pelvis?

Perciben alguna sensación o emoción al aumentar la respiración? Es común sentir hormigueos en la piel, sensación de calor, de mayor energía… Puede surgir algún dolor también. Si hay dolor, nos está mostrando que en esa zona hay tensión crónica.

La idea con este ejercicio no es mostrar una forma «correcta» de respirar. Sólo lograr un mayor contacto con nuestra capacidad de pulsación, a través de la inhalación y exhalación. Si lo repetimos, llega un momento en que se nos hace más fácil darnos cuenta cuándo estamos reprimiendo la respiración.

Cómo es una respiración plena?

La respiración saludable involucra a todo el cuerpo. Inhalamos, usamos ese aire nuevo que nos da todo lo necesario, exhalamos. Es una onda pulsátil que no se corta en ninguna zona, fluye. Lamentablemente, es muy difícil observar naturalmente este tipo de respiración; tal vez en los niños pequeños, aún no acorazados, o los animales que viven libremente.

La respiración plena carga de energía a todo el cuerpo. Un cuerpo cargado está plenamente vivo.

Como los mecanismos represivos son inconcientes, es muy difícil cambiar el patrón respiratorio a través de ejercicios concientes. En cuanto quitamos la atención del ejercicio, volvemos a nuestra respiración restringida. Eso no quiere decir que no podamos hacer nada; tomando contacto con dicha restricción, podemos ir viendo los patrones que nos llevan a respirar menos.

La mejor forma de cambiar hacia una respiración más saludable es «despertar» la capacidad de sentir, de forma que inconcientemente nuestro cuerpo buscará respirar más. Esto se logra muy de a poco, en mi experiencia.

La prevención es el mejor camino, estoy segura, para que los futuros adultos no tengan que recuperarse de estas tensiones.

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1 Comment

  1. […] continuaré exponiendo los conceptos básicos en la Bioenergética. El lunes pasado hablamos de la respiración, función que tiene una importancia clave ya que es la que aporta el […]

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