Las madres y la culpa.
Daría para escribir un libro entero. O muchos.
Todo, siempre, es culpa de las madres.
Y nosotras mismas también nos adjudicamos mucho de eso.
O no?
La Culpa de las Madres
Hace un rato hablaba con una amiga. Estaba afligida porque no lograba cumplir sus tareas programadas. Estaba sola con sus dos hijas pequeñas, una de ellas enferma. Y se sentía mal por ser «tan mala organizándome».
En el grupo de Lactancia en Uruguay, que administro junto a otras valientes compañeras, muchas veces hay mamás pidiendo ayuda a gritos. Se sienten culpables por no poder darle la teta a su bebé. Nadie les avisó que es una tarea titánica. Nadie las preparó para la soledad del puerperio, para el abismo de la entrega a la «lactancia a demanda».
En talleres, grupos de apoyo, hablo con mamás que sufrieron violencia obstétrica. Se sienten culpables por no haber podido defenderse. Por no haberse informado mejor, o no haber preparado un plan de parto.
En un tristisimo caso que se hizo conocido hace poco, de un parto en casa que salió mal, el primer relato que leí también culpaba a la madre por no haber buscado mejor asistencia.
En una discusión hace unos días, sobre cómo las parteras o doulas no garantizan con su sola presencia que un parto sea respetado, también se dijo que somos las mujeres las que tenemos que empoderarnos…
Y yo digo: BASTA.
Basta, de hacerle el juego al patriarcado. Las mujeres no tenemos que empoderarnos, las mujeres tenemos nuestro poder, nuestra energía arrasadora, vital, que es constantemente reprimida, recortada, menospreciada.
Basta, de dejar solas a las madres, con todo lo que acontece. Con la gigantesca responsabilidad de gestar, parir y criar a un niño -o varios-, mantener una casa, trabajar, y no romperse.
Basta, de mirar para otro lado cuando una mamá se quiebra y dice que no puede más.
De verdad alguien puede pensar que una mamá que luchó por su lactancia y perdió, tiene culpa de algo?
Quién me va a acusar de no haberme informado a tiempo para que no me ataran, cortaran y maltrataran contra mi voluntad, mientras paría a mi hijo?
Yo no sé cómo llegamos a estar como estamos. Habrá gente que tiene eso más estudiado.
Lo que sí sé, desde mis tripas, sin razonamientos sociológicos de ningún tipo, es que la única salida es abrirse. Contar. Abrazar a la que tenés al lado. Acompañarse. Y darse ánimos para pelear, donde corresponda y valga la pena; o para retirarse y lamerse juntas las heridas cuando sea necesario.
Yo no sé vivir de otra manera.
Nos acompañamos?
Que cierto! Y que fuerte comadre, que sería de nosotras sin tribu
Seguramente sobreviviríamos, como muchas… pero a costos muy altos. Abrazo
ta! tan real lo que escribiste, se me erizó la piel. POr el momento me he apoyados muchas veces en la tribu virtual, no me he hecho el momento para dar el salto a una de carne y hueso…. pero cuando te leí lo primero que pense fue: no estamos solas, hay que aprovechar eso y apoyarse y acompañarse más!
Gracias por recordarmelo
Gracias a vos por pasar y comentar!! Y a ponerse las pilas con esa tribu de carne y hueso!!