El porteo y la lactancia como herramientas de prevención de la depresión postparto

Herramientas de prevención en la depresión postparto

1 de cada 6 mujeres tienen algún trastorno de salud mental en el primer año después de dar a luz. Pero sólo alrededor del 15 por ciento de ellas obtienen atención específica sobre sus síntomas.

La salud mental es tan importante para nuestra vida como la salud física, sin embargo sigue siendo invisibilizada. E incluso para las personas es aún realmente difícil compartir que atraviesan un problema de salud mental sin ser discriminadas por ello.

La cultura en la que vivimos genera constantes demandas en nosotros: hay que ser útiles y productivos, se nos recompensa si asumimos cargas extenuantes de trabajo, se estimula el individualismo y la competencia. Y siempre debemos, además, ganar más dinero para cubrir un creciente costo de vida, a niveles preocupantes para la gran mayoría de la población.

Esto hace que nos sintamos, con mucha frecuencia, solos, sin apoyo y poco valorados, teniendo una autopercepción pobre.

Además, las tareas de cuidado, que son en realidad la piedra angular de toda comunidad, quedan completamente invisibilizadas, y menospreciadas, ya que no generan dinero y quitan productividad.

Las familias se han separado y viven en núcleos básicos, la convivencia con la familia extensa es rara. Por lo tanto, no tenemos el apoyo ni las manos extra de abuelas, tías, primas… Difícilmente hayamos tenido algún bebé en brazos antes de tener al nuestro.

Así que llegamos a la maternidad sin haberla palpado realmente, y habiendo recibido todos los mensajes idealizadores de la prensa, las películas o las novelas. Mamás sonrientes que siguen perfectamente peinadas y maquilladas con bebés que no lloran ni se despiertan a la noche…

Ante este panorama, lo raro es que sólo el 15% de las mujeres se deprima luego de parir.

Convertirse en madre en este panorama es realmente muy duro.

Volver a trabajar cuando tu bebé tiene apenas 3 o 4 meses. No tener apoyo familiar más allá de alguna visita puntual.

Y al encontrarse con el bebé y su absoluta dependencia… La sensación de vacío, de no poder hacer nada en todo el día, puede ser enorme.

Lo bueno -no desesperemos- es que la propia naturaleza nos ha dado herramientas para hacerle frente a todo esto… si se lo permitimos, y nos dejan.

El contacto como instinto vital

El contacto, como instinto vital, es compartido por todos los mamíferos. La búsqueda de la cercanía, la seguridad de estar “en casa” con los tuyos. Nuestra fisiología nos facilita todo esto. La cascada hormonal que mamá y bebé reciben en el parto y los primeros días, está orientada justamente, a que ambos se re-conozcan, se encuentren, se enamoren. El contacto se convierte en el puente de la vida prenatal a la posnatal.

“El periodo perinatal es un momento de gran neuroplasticidad tanto en la madre como en el bebé que puede verse muy afectado por el ambiente. Los cambios cerebrales que conlleva la maternidad son neuroquímicos, morfológicos y funcionales y están destinados a garantizar la crianza y supervivencia del recién nacido, lo cual acontece a través del establecimiento del vínculo materno-filial mediante los procesos de apego.”

Ibone Olza

La lactancia como factor de protección de la salud mental materna

La lactancia es el modo de alimentación, sí, pero también es una forma privilegiada de garantizar ese contacto piel a piel. Ese tiempo sin tiempo que el bebé necesita, pero mamá también, está de la mano con la lactancia a demanda. El poder entregarse a “no hacer nada” más que estar alimentando a otro ser. Generando un círculo virtuoso; a más contacto, más oxitocina, más bienestar, más facilidad para seguir en contacto.

Se ha comprobado en varios estudios a nivel mundial, que aquellas mujeres que deseaban amamantar y lo logran, tienen menos riesgo de depresión posparto. Y a su vez, cuanto más larga sea la duración de la lactancia, menor riesgo también.

Por otro lado, también se ha descubierto que las madres deprimidas tienen mayor riesgo de abandonar la lactancia, y el sentimiento de culpa por hacerlo puede profundizar aún más los síntomas.

Por lo tanto, apoyar la lactancia materna puede volverse, indirectamente, una estrategia de prevención primaria y secundaria de la depresión posparto.

Pero apoyarla de verdad: acompañar a esa madre, cuidarla y cubrir sus necesidades, para que ella a su vez pueda realmente entregarse a cuidar a su bebé. Lograr una lactancia exitosa no puede ni debe ser una batalla en solitario.

En este sentido considero urgente una revisión de la forma en que los profesionales de la salud que rodean la atención del embarazo, el parto y el posparto, divulgan y atienden todo lo concerniente a la lactancia. Decir “la lactancia es lo mejor” no es apoyar.

Los avances de las neurociencias han demostrado que la oxitocina -la hormona del amor y del placer, una clara antagonista de la neuroquímica de la depresión- es estimulada por el contacto piel con piel. El movimiento, la respiración y los latidos cardíacos se sincronizan, nos sentimos más tranquilos y seguros. El bebé llora menos, se desarrolla mejor, y por lo tanto también la madre se siente capaz, se empodera en su rol, siente que no sólo conoce a su bebé sino que tiene lo que éste necesita.

Por otra parte, habilitar y estimular este contacto puede compensar los efectos sufridos por una separación en el parto y posparto inmediato. En ese periodo sensible, en que tanto mamá como bebé son organismos esperando encontrarse, muchas veces son separados sin necesidad, de forma prolongada. Tanto el bebé como su madre, se ha comprobado, sufren consecuencias al respecto.

La lactancia es obviamente, como ya dije, una herramienta clave para activar el contacto.

Y también lo es el porteo.

El porteo es una vía privilegiada para establecer el contacto

El porteo como vía regia para conectar con tu bebé

La práctica de llevar a los bebés pegados a nuestro cuerpo mientras caminamos, usando un portabebés, no es una moda hippie. Es una de las prácticas ancestrales más fundamentales de nuestra especie. Pensemos que difícilmente hubiéramos sobrevivido si no cargábamos a nuestras crías.

Portear previene la depresión postparto

Qué tiene que ver el porteo con la salud mental materna, y específicamente con la depresión posparto?

Se ha comprobado, al igual que con la lactancia, que aquellas madres que portean a sus bebés tienen menor riesgo de sufrir depresión, y es bastante lógico entender por qué.

Los bebés porteados lloran menos, sufren menos de cólicos, duermen mejor, se alimentan más frecuentemente.

Las mamás al portear cuidan también su cuerpo, su postura, sufren menos dolores de espalda, y se sienten más capaces al tener sus manos libres para atender sus propias necesidades o incluso a otros hijos si los hubiera. Disminuyendo también el estrés de la vida diaria, que se puede sentir abrumador en las primeras semanas posparto.

Cuánto del estrés, la ansiedad y la depresión que frecuentemente se sufren posparto, tienen que ver con atravesar esta dicotomía: haber perdido nuestra identidad anterior, y luchar por encontrar una nueva completamente solas? Todo eso mientras además cuidamos 100% de nuestro bebé.

Si la mamá ya está lidiando con síntomas depresivos, el porteo también la ayudará a recuperar contacto con su bebé, calmando el estrés de ambos. Esto por supuesto no sustituye el tratamiento psiquiátrico y/o psicoterapéutico que sea necesario, pero sí que influye positivamente al dar una herramienta de fácil acceso para atender a su bebé.

El contacto directo calma no sólo al bebé sino también a la madre, ya que activa la cadena de la oxitocina, volviéndola más relajada y receptiva a las demandas del bebé.

El Instituto de Investigación del Tacto, de la Universidad de Miami, demostró que el contacto físico sostenido en el tiempo y coherente con las necesidades, disminuye los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en sangre, baja la presión arterial, estimula el sistema inmunitario y la secreción de endorfinas, y disminuye la tendencia a la depresión y la sensación de soledad.

Kirstin Uvnäs-Moberg demostró en sus investigaciones de la oxitocina que los efectos anti-estrés de esta hormona son particularmente fuertes, cuando es liberada en respuesta a una estimulación táctil de baja intensidad. En la situación de porteo, esa estimulación para la mamá puede ser tan simple como sentir el cuerpo de su bebé descansando tranquilamente sobre el suyo.

El porteo también facilita, al dar manos libres al adulto, el poder salir de casa y disfrutar de actividades sociales o al aire libre. Ambas son recomendaciones para prevenir primaria o secundariamente la depresión.

Tanto la lactancia como el porteo son, además, decisiones personalísimas de crianza. Todas las mujeres que hemos maternado en nuestra cultura hemos sufrido la presión social, críticas y consejos no pedidos de todos los que nos rodean. No lo tengas tanto en brazos que se malcría. No le des tanta teta, seguro que se está alimentando bien? Seguro que llora porque lo malacostumbraste, mejor que se quede en la sillita. Etc, etc, etc.

Recibir tantos mensajes agota y confunde. Y estresa. Y puede desencadenar o agravar síntomas de ansiedad y depresión.

Vivenciar la práctica del porteo y el amamantamiento, disfrutarlas, puede ser un gran alivio para la mamá. Y a su vez un enorme punto de apoyo sobre el que pararse y poder decir esta es mi crianza, decido yo, yo sé lo que es mejor para mi bebé.

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