Cuando Thiago nació, ya tenía mi fular, comprado un par de meses antes. Pero no había practicado con él, pensando que instintivamente o algo así, ibamos a poder usarlo sin problemas.
Tal vez a algunas familias les suceda, pero a nosotros no :/
Sufrimos no saber ajustarlo bien, no lográbamos quedar cómodos… y finalmente, abandonamos el fular. Pero no nuestro deseo de portear: en cuanto Thiago logró sostener su cabecita y espalda, nos compramos una mochila ergonómica… y ahí sí, un placer compartido todos los días 🙂
Sigo convencida del valor que tiene esta herramienta para acompañar el desarrollo de nuestros hijos desde el primer día. Así que hoy les voy a hablar de cómo el Porteo puede -y debe- ir evolucionando para ajustarse a sus necesidades (y las nuestras!!)
El porteo como herramienta
Por qué insisto tanto con esta idea del porteo como herramienta de la Crianza Respetuosa y Autorregulada?
Cuando uno dice «Portabebé» lo primero que piensa es un medio de transporte, no? La cultura del carrito, el cochecito o la sillita de paseo, se inmiscuye en nuestras cabezas.
Claro, los portabebés ergonómicos nos ayudan a transportar a nuestros bebés, cómo no. Y lo hacen de forma excelente: nuestros bebés van seguros y cómodos, y nosotros podemos hacer nuestras tareas, o simplemente disfrutar de trasladarnos con las manos libres.
Pero lo más importante, al menos para mí, es lo que el Porteo aporta al desarrollo de nuestros bebés. Al respeto de SUS necesidades.
Qué necesita un bebé pequeño?
Desde que nace hasta los 8 o 9 meses aproximadamente, nuestro bebé vive lo que se ha dado en llamar exterogestación.
O sea, «gestación externa». Esto significa que para completar su desarrollo, NECESITA ser llevado en brazos, como si siguiera dentro del útero los primeros meses, y luego con más posibilidades de movimiento y auto-sostén, conforme va ganando en dominio de su propia columna (para esto, tendrás que variar de portabebé o de posición; probar distintos nudos de fular, etc.).
Además, el porteo ergonómico en posición vertical, permite no sólo dar el sostén y contención que necesita -física y emocionalmente-, sino que también:
- Facilita el asentamiento de la articulación de la cadera (que a veces está inmadura al nacer)
- Mejora el tránsito digestivo, aliviando los cólicos
- Facilita la lactancia en posición vertical, que es a veces necesaria en caso de reflujo o en bebés con problemas respiratorios.
- Estimula su desarrollo psíquico y «social», al ver el mundo desde la altura de los adultos, y estar inmerso en sus actividades:
Y uno de 9 meses en adelante?
Luego de esta etapa, el bebé generalmente comienza a gatear, y explora el ambiente por sí mismo, volviendo siempre a su figura de referencia. Aquí, el porteo se transforma en herramienta imprescindible para seguirlo sosteniendo cuando él lo desee, para ayudarlo a dormir, para amamantarlo, para calmarlo en situaciones estresantes… y para disfrutar en familia, por supuesto.
Luego, llegará el momento de caminar, y empezará el famoso «sube y baja» cada vez que se canse.
Y finalmente, ya no querrá ser porteado, o lo aceptará sólo en determinadas situaciones. (Sí, sí, ese momento llega, aunque la vecina nos diga que lo estamos malacostumbrando a los brazos… 😉 )
El fular LO MAS, y youtube un gran aliado. En casa mi marido fue el que arrancó, lo teniamos comprado desde antes de nacer, nuestro hijo nació por cesárea y a mi me costó la recuperación y me daba miedo. Pero una aprende, y es lo mas cómodo para los dos. Se terminaron los llantos en el cochecito y salir a caminar fue un goce. Cuando descubrí que le podia dar teta ahi mismo…me tendría que haber sacado una foto de mi cara de felicidad!
Jaja Eleonor, es tal cuallll, una vez q se vuelve nuestro aliado, el fular es maravilloso! Qué bueno que lo puedan disfrutar 🙂
Me encanto, lo comparto en mi página 🙂
Gracias Noelia! Para eso está 😉