Sentir y pensar la Crianza Respetuosa

crianza respetuosa

Hace muchos días que no logro sentarme a escribir un artículo «como la gente» 😉

La razón? Principalmente, que cuando llego a la compu con un rato de tranquilidad… estoy tan cansada que no me da la cabeza más que para bobear en las redes sociales…

Pero no es que me falten ideas para compartir. Así que hoy voy a intentar plasmar algunas, sin mucho orden.

El día a día en la «Crianza Respetuosa»

Algo parecido a ese título fue el del taller que di en Buenos Aires, hace casi un mes ya.

Mientras lo planificaba, pensaba… y quién soy yo para hablar de eso?

Soy una mamá como todas, que mete la pata todos los días, que se cansa y pega un grito de vez en cuando.

Pero también… soy una mamá que intenta hacer de la vida un viaje conciente. Que pasa constantemente en el puente entre saber y sentir.

La «Crianza Respetuosa», así con mayúsculas, nos sirve para informarnos, empoderarnos, encontrarnos con nuestra propia forma de criar.

Pero muchas veces, refugiarnos en la teoría nos impide el real contacto con lo que nos pasa, y lo que le pasa a nuestros hijos.

Es natural que busquemos ese refugio, ya que asumir que no tenemos idea de lo que estamos haciendo puede dar mucho miedo.

Nos sentimos responsables de una (o varias) personitas. Queremos evitar que sufran. Pero en esa lucha podemos perder antes de empezar, si nos ponemos del lado de «lo que está bien», «lo correcto». Cada familia construye, día a día, su propia manera de convivir.

Es claro que tenemos objetivos que nos importan: respetar lo más posible el desarrollo autorregulado de nuestros niños. Pero es muy difícil vivir de acuerdo a un libro. Y sobre todo, es muy difícil respetar a otros, si no nos respetamos a nosotros mismos. Estando en contacto con nuestros límites, nuestras carencias.

 La intensidad de las emociones

Hace unos días nos fuimos de vacaciones. Una escapada cortita, 4 días. Sin computadora, sin celular, sin wi-fi, sin televisión.

Pasamos precioso, pero la intensidad de las emociones que surgieron me sorprendió mucho. Los berrinches, miedos, enojos «simples»… fueron más frecuentes y de mayor volumen que en los días «normales», en casa.

Las pantallas adormecen, obviamente. Y muchas veces me pregunto, qué tanto podemos sustentar. Cuánta energía podemos sostener en juego? Muchas veces es necesario desconectarnos… porque nos cuesta tolerar toda esa carga. Nos sentimos sin herramientas para manejarlas.

Y entonces, nuevamente… recurrimos a los libros, las tablas que nos indiquen qué hacer.

Yo volví de esas minivacaciones con mucha más conciencia de cómo evito -más de lo que desearía- el contacto con lo que siento, y con mis límites ante la intensidad del desarrollo de Thiago.

Y le doy la bienvenida a esa intensidad.

Y le digo: «No sé qué voy a hacer contigo, pero veámoslo juntas»

Naturalmente, cuento con apoyos. Mis amigas, mi tribu… mi compañero.

Nos acompañamos?

6 Comments

  1. Me paso lo mismo!!! :-/

    1. Jajaj qué parte de todo, Flor? 😉

  2. Me encanto., muy cierto., si te digo q leo esto sentada en el water 720 am me crees? Jaja la única vez en el día q vengo sola al baño creo.

    1. Jajaja claro que te creo! Me alegro de ser parte de ese momento entonces 😉

  3. Hola Mariel!!! Cuanta razón!!!! Me siento muy identificada con todo lo que planteas, por eso tengo un regalo para tí esperándote en mi blog:
    http://inglesenelhogar.com/premio-black-wolf-blogger-award/
    Pasa a recogerlo!!!
    Besos!!!
    Leila

    1. Muchas gracias Leila!! Allá voy!!

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