Como ya hemos hablado, la llegada de nuestros hijos nos hace parte de un viaje muchas veces inesperado, a través de nuestra propia crianza y nuestros patrones inconscientes de conducta.
Pero no siempre ambos miembros de la pareja viajan al mismo ritmo o hacia el mismo lugar. Frecuentemente surgen diferencias en los criterios de crianza. Cómo manejarlos de forma respetuosa, tanto entre nosotros como hacia nuestro/s hijo/s? En qué momento esto puede ser realmente preocupante?
Diferencias grandes o pequeñas?
Lo primero que tenemos que aprender es a discriminar de qué tipo de diferencias estamos hablando.
Quiero decir, una cosa es discutir sobre la conveniencia o no de tener un horario fijo para almorzar. Y otra muy diferente, es no estar de acuerdo en la necesidad de castigar o no a un niño para educarlo.
Algunas cosas pueden negociarse, y otras no.
Asimismo, algunas diferencias pueden deberse en realidad, a cosas que nos molestan a nosotros como adultos, pero no es algo que incida en la crianza realmente. Por ejemplo: si a la mamá le molesta que el niño juegue en el agua después de bañarse, y al papá no le parece mal, se le puede explicar eso al niño, y pedirle que reserve sus ganas de jugar para cuando se baña con papá.
Lo importante en todo esto, no es mostrar una única opinión válida, sino estar de acuerdo en principios básicos. Y enseñar que respetándonos entre todos, puede alcanzarse un consenso en lo demás.
Muchas veces se lee por ahí, que no se debe confundir al niño usando reglas diferentes, y que ante él, los padres debemos mostrarnos como una unidad.
Creo que esto es cierto pero hasta cierto punto. Las personas somos diferentes, y no tiene nada de malo que mostremos esas diferencias, siempre y cuando demostremos también que respetamos la posición del otro.
Por otro lado, los niños son muy perceptivos y notarán enseguida si mostramos un acuerdo que estamos lejos de sentir. Así que para qué mentirles?
Comunicación, comunicación, comunicación
Notarán que en todo lo comentado anteriormente, hay un principio básico: comunicación.
Es imposible dirimir cualquier diferencia entre personas, y las diferencias con la pareja no son la excepción, si no es conversándolo.
Algunas cosas deberán ser habladas sólo entre los adultos, y para otras se podrá discutir «en asamblea familiar», sobre todo cuando los niños ya tienen cierta edad.
En dicha comunicación, es importante que más allá de mostrar nuestro punto de vista, nos esforcemos por contactar con lo que nos está pasando ante esta diferencia de criterio. Qué emociones estoy sintiendo? Puede haber algún pre-juicio de mi parte que esté haciendo «ruido» en esta comunicación? Me siento decepcionado/a al comprobar que el otro no es igual a mí? Siento que debo demostrar que yo hago mejor las cosas? Siento que el otro me «gana» si impone su regla?
En la crianza de nuestros hijos, todos estamos en el mismo barco. No hay ganadores o perdedores. O mejor dicho: todos ganamos, si logramos fluir en el respeto mutuo y la autorregulación.
Si las diferencias con la pareja se vuelven no negociables…
Si aún luego de estos tips que relaté, siguen habiendo diferencias grandes de criterio, o surgen conflictos no negociables, pueden ayudar los siguientes puntos:
- Primero que nada: ESCUCHAR. Por qué tu pareja cree necesario actuar de determinada forma? Cómo fue criado/a en su momento? Es importante no interrumpirlo/a cuando esté desglosando esto, aunque tengamos cosas para decir, las anotamos si hace falta y las decimos al final.
- Facilitémosle formas de contacto emocional: «te ves enojado», «seguramente eso fue agotador…»
- Acercarle material de lectura, reconocer que ambos estamos aprendiendo a ser padres, y que el apoyo de autores resulta útil.
- Preguntarle qué objeciones tiene sobre tu forma de criar. A veces actuamos asumiendo que el otro entiende exactamente por qué lo hacemos. Y viceversa; muchas veces interpretamos los motivos del otro, en base a nuestro propio sistema de creencias.
- Hacer juntos una lista de situaciones-problema y posibles opciones de salida. Ver pros y contras de cada una.
- Establecer puntos límite; explicar hasta dónde uno es capaz de llegar en la negociación, tratando de mantener el contacto con nuestros propios límites.
Finalmente, si resulta necesario, siempre está la posibilidad de pedir ayuda profesional. Muchas veces, detrás de estas diferencias hay en realidad problemas de pareja más profundos. La llegada de los hijos pone en evidencia elementos que empujamos a las sombras, y habrá que hacerse cargo de ello.
No quiero finalizar el post sin nombrar el oscuro tema del uso de la violencia con los niños.
Desearía que las diferencias en la crianza nunca se refieran a esto.
La violencia física, emocional, psicológica, NUNCA es aceptable. No es admisible como método de crianza, porque NO ES UN MÉTODO DE CRIANZA. Es maltrato.
De modo que si te enfrentás a este problema, en realidad este artículo te va a servir poco. Sólo puedo decirte que pidas ayuda, que no permitas dentro de tus posibilidades que tus hijos sean golpeados. Ya no se trata de una cuestión de criterios, estamos hablando de un acto pasible de ser denunciado y juzgado.
Sólo espero que dentro de un tiempo, agregar párrafos como estos sea innecesario.