Estamos en plena Semana Mundial de la Lactancia Materna. Este año, el lema es «Logremos que amamantar y trabajar sea posible«.
Estoy segura de que hace unos días vi otros carteles, cuyo lema era «Amamantar y trabajar es posible». Y la verdad, me pareció una elección de palabras malísima. Este que está ahora es mucho mejor. Desconozco si se dieron cuenta y lo cambiaron, o es que hay varias versiones de un mismo lema…
Y es que realmente no es menor la diferencia.
Amamantar y trabajar es posible?
Claro que sí, somos testigos todo el tiempo del esfuerzo enorme que hacemos muchas mamás todo el tiempo.
Lactancia y trabajo no son incompatibles. Pero eso no alcanza. Trabajar y amamantar son dos derechos inalienables. E incluso el de amamantar incluye a otra persona: el bebé. Así que no se trata de esforzarse más para poder seguirle dando teta a tu bebé. Terminemos de una vez con cargar todas las tintas en las madres. Continuar con la lactancia mientras retornás al trabajo, si es tu deseo, debería ser tan fácil como simplemente decirlo.
Y es un compromiso que debería asumir toda la sociedad.
Amamantar es de la mamá y el bebé, sí. Pero sin el apoyo conciente y total de la sociedad en su conjunto, se vuelve mucho más difícil, árido y displacentero.
Cuando todos, cada quien desde su lugar, comprendan que pueden tener un rol en defender aquello que garantiza en muchos aspectos la salud de las generaciones futuras, realmente habremos avanzado como sociedad.
Hemos avanzado, es cierto. En otros países, ni siquiera hay licencia paga por maternidad.
Pero tenemos que tener clara una cosa: NO NOS ESTÁN REGALANDO NADA. NI HACIENDO UN FAVOR. Amamantar y trabajar, como ya lo dije, es nuestro derecho. Como dice mi querida Nohemí en este artículo, muchas veces desde el lenguaje se dan por sentadas cosas que merecen una segunda reflexión.
A seguir dando la teta… y luchando por lo que es nuestro!!!